Los juegos de construcción tienen un imán especial sobre los niños y niñas de todo el mundo. Cada una de las piezas plásticas les entrega a los niños un mundo por imaginar, los límites sólo los impone la imaginación.

Los juegos de construcción son uno de los más populares entre los niños; simples fichas plásticas los acompañan en la actividad lúdica por horas. Ejercen una atracción increíble sobre los más pequeños, tanto, que hasta el más inquieto puede permanecer horas intentado crear su propio mundo.

Básicamente, son bloques de construcción que, unidos, pueden alcanzar una inmensa variedad de formas. Se trata de un conjunto de piezas, de formas iguales o diferentes, con las que pueden crearse múltiples combinaciones, distintas estructuras.

Una habilidad a cada edad

Alrededor del primer año, el niño empieza a descubrir de qué se tratan. A los cinco o seis años, muchos ya se han vuelto expertos en el arte de montar y encajar.

En las primeras etapas se trata más que nada de un proceso de manipulación de las piezas. Les encantan los juegos de bloques y cubos para meter uno dentro de otro, apilarlos y sobre todo, derribarlos. Constituye la fase de investigación de los objetos, aprenden a diferenciarlos por el tamaño y color. También a relacionarlos entre sí.

Más adelante, a medida que el niño va dominando la técnica, comienza a manejar el concepto de encaje para armar objetos, escenarios y elementos lo más parecido a la realidad.

A la vez que el niño crece, la dificultad del juego va aumentando y deben coordinar, de forma cada vez más precisa, sus manos y sus dedos con su vista. Así favorecen la destreza y el dominio de la motricidad fina. A través de estos juegos, los niños adquieren nociones básicas para la comprensión del mundo que le rodea.

Muchísimos más beneficios:

  • Desarrollan sus habilidades motrices manipulando las piezas
  • Les ayuda a adquirir conceptos espaciales como el volumen; grande-pequeño; alto-bajo; corto-largo; formas geométricas
  • Adquieren algunas nociones más complejas como el equilibrio, la simetría o la resistencia
  • Son una base para que desarrollen el juego simbólico, también llamado juego de simulación: En el niño recrea situaciones que ve en la vida real
  • Imitan lo que ven y crean nuevas formas activa su propia creatividad
  • Contribuyen también a que el niño sea más organizado, pues el juego mismo hace que se acostumbre a ordenar y a clasificar las piezas
  • Son beneficiosos para el desarrollo cognoscitivo y emocional. Este tipo de juego ayuda a que el niño acepte que existen ciertas reglas físicas que debe acatar, que no todo es como él quisiera. Esto le ayudará en el futuro a adaptarse mejor a las normas en todas las situaciones de la vida
  • Ayudan a los niños a desarrollar el razonamiento lógico
  • Inducen a tratar de encontrar soluciones creativas para los inconvenientes que se presentan en la construcción
  • Apuntan al desarrollo de habilidades de diseño

Así, las piezas plásticas se convierten en todo un aliado para el aprendizaje y momentos de ocio de los pequeños. El niño aprende a desarrollar una perspectiva global, al tener que visualizar la estructura final para incorporar diversas piezas: Comprenden que, para lograr un propósito final, deberán seguir diversos pasos y ser constante.

Finalmente, los juegos de construcción son un espacio donde los niños pueden entretenerse y aprender, particularmente en los días de otoño-invierno. Pero, también cuando el intenso calor invita a refugiarse en nuestros frescos hogares.

Fuente: Guioteca