Tras el Día del Niño, especialistas analizaron un fenómeno que se impone: los juegos y los juguetes están dejando de ser exclusivos para un sexo. «Los niños juegan con muñecas y las niñas con pelotas, y si no lo hacen es porque nadie les ofreció esa posibilidad», aseguran. Te invitamos a revisar este interesante artículo publicado por Infobae.

Niñas jugando a las carreras con autos o a la pelota con sus amigos; varones que desean limpiar la casa, jugar a cocinar o cuidar un bebé. La imagen ya debería ser natural. Sin embargo, no lo es. En las jugueterías, los sectores para niñas y para niños están separados, el color rosado se advierte a la distancia, bien lejos de los autos y las herramientas de construcción. Y pese a que -muy lento- el cambio en la sociedad se hace sentir, aún no es visto con buenos ojos que un niño pida una muñeca de regalo, o una mujer quiera jugar al fútbol.

El siglo XXI avanza modificando algunos estereotipos que alejan a los niños y niñas de sus verdaderos intereses que limitan las oportunidades de desarrollo. Hoy esos límites tan rígidos se están borrando y surgen los espacio donde niñas y niños juegan con juguetes diversos más allá de su género.

Si a un niño sólo se le ofrece determinado tipo de juguete o de juego, se lo limita, se inhibe su capacidad de inventar.

En épocas de búsqueda de equilibrio entre hombre y mujeres, Infobae abrió el debate y consultó a especialistas sobre el rol del juego y los juguetes en la infancia y cómo los estereotipos de género actúan como limitantes de la expresión y la creatividad.

«Creo que aún los juguetes no dejaron de ser de uno u otro sexo, en una juguetería lo primero que te preguntan cuando pides un juguete es si es para niño o niña; y si compras un libro la consulta es si quieres cinta rosada o celeste». Para la licenciada en Psicología Lorena Ruda (MN 44247) «el niño que sólo juega con autos o la niña que únicamente juega con muñecas, se pierde de la posibilidad de elegir e investigar, de imaginar y jugar con libertad».

«Se los limita en la creatividad, se los reprime. El juego es natural, no impuesto. Los niños saben jugar sin que nadie les enseñe. Y si sólo se les ofrece determinado tipo de juguete o de juego, se los limita, se inhibe la capacidad de inventar», considera la especialista en maternidad y crianza.
Mónica Viñas es licenciada en Psicopedagogía, y opina que «en esta búsqueda de igualdad entre géneros, los juegos y los juguetes también están dejando de ser exclusivos para un sexo». «Si un niño no juega con una muñeca, o una niña no usa herramientas para construir, seguramente es porque a nadie se le ocurrió ofrecérselos para jugar – dice. Además, muchos padres tienen temor a esos juegos y reprimen la posibilidad que sólo apunta a reflejar lo que los chicos observan y viven cotidianamente y desean reproducir y elaborar a través del juego».

Si un niño no juega con una muñeca, o una niña no usa herramientas para construir, seguramente es porque a nadie se le ocurrió ofrecérselos para jugar.

«Más bien habría que pensar que estos juguetes y juegos los enriquece en un mundo en el que hombres y mujeres trabajan, cocinan, cuidan a sus hijos, planchan y lavan, de la misma manera y por igual», ahondó.
Y tras asegurar que «los juguetes no son para niños o para niñas, son para jugar», Viñas sentencia porque «los chicos jueguen con los juguetes que prefieran, sin distinciones».

Con ella coincidió Ruda, quien se preguntó: «¿Acaso las mujeres no manejan o los hombres no cuidan bebés?». «Los juegos simbólicos permiten representar el mundo interno de los niños y estos no nacen con las diferencias de géneros diferenciadas. Son mandatos culturales -analizó-. Recién ahora estamos viendo de a poco que a un varón se le regale una cocinita o a una niña un auto a control remoto. Para ellos los juguetes son juguetes, los colores son colores, no tienen género».

Para ella, «el prejuicio cae aún más fuerte sobre los niños hombres». «Aún resulta chocante ver a un varón jugando a ser bailarina, no tanto es ver a una niña vestida de Batman, ella causa gracia; el varón da a gay», hipotetizó Ruda sobre los fantasmas de la homosexualidad que rondan en algunos adultos, con una carga negativa en el tema y la suposición de que se podría evitar, en caso de que eso sea lo que lleva al niño a jugar con juguetes de género «opuesto» al suyo.

Los chicos tienen que jugar con los juguetes que prefieran, sin distinciones.

«Hay muchos juegos que responden a procesos madurativos y tienen que ver con la edad, otra vez, y no con el género», sintetizó. Y luego de considerar que «jugar con libertad y sin prejuicios es lo ideal para que todos los niños puedan incursionar en su mundo simbólico según lo que necesiten y los divierta, según la etapa en la que estén», Ruda finalizó: «Los juguetes no tienen género, los adultos tenemos prejuicios».
Fuente: Infobae