Spiderman, Capitán América, Superman, ¡los superhéroes están de moda! Los referentes de nuestros pequeños cada vez tienen más superpoderes, pero ¿qué despierta tanta fascinación estos personajes? Aquí un extracto de la entrevista de Doctissimo.com a Christine Brunet, psicóloga clínica, quien cuenta toda la información sobre las virtudes y los límites de esta pasión por los superhéroes.
La fascinación por los superhéroes puede empezar a una edad muy temprana. “Incluso en el parvulario”, comienza relatando la psicóloga clínica Christine Brunet, psicóloga.
Si bien debemos admitir que el marketing es en gran parte responsable en la imposición de modelos y referentes, cuesta mucho resistirse al lanzamiento de una película dedicada a los más pequeños. “Se puede suponer que esta pasión por los superhéroes también responde a una necesidad de integrarse en sociedad, por muy pequeño que sea”, añade la experta.
En general, son los niños los que demuestran esta fascinación por los superhéroes. Las niñas, en cambio, prefieren a Blancanieves u otras princesas antes que a Catwoman. Sin embargo, aunque esta fascinación por los superhéroes pueda desconcertar a algunos padres, en realidad no hay nada de qué preocuparse. Los superhéroes forman parte del mundo mágico de la infancia. Según Christine Brunet, “Les encantan, entretienen su imaginario, estimulan su curiosidad y les dan
El niño que busca la fuerza
La figura del superhéroe es, ante todo, positiva y gratificante para al niño. “Al identificarse con él, encuentra la fuerza que necesita en su día a día”, explica nuestra experta. De este modo, ideará situaciones para armarse de valor y así enfrentarse a un problema especialmente peliagudo.
Por ejemplo, el superhéroe le ofrece triunfos que le servirán para enfrentarse a sus padres, que percibe como “poderosos”, y le ayudarán a gestionar mejor las frustraciones. Gracias al superhéroe, el niño no tendrá miedo a ganar o a enfrentarse a alguien.
Por otro lado, “puesto que se proyecta en un personaje adulto, adopta ciertas características que, en general, se atribuyen a un padre”, comenta Christine Brunet. Y esa etapa es fundamental en el desarrollo y crecimiento de cualquier niño.
El niño que busca valores
Además del gran protector de la humanidad, el superhéroe también representa al personaje encargado de combatir el mal. Esa valentía de la que hace gala estimula a los más pequeños. Los niños, fascinados por los combates que se desencadenan entre buenos y malos, toman consciencia de lo que esta bien y lo que no.
“La figura del superhéroe encarna una especie de ideal que le empuja a crecer teniendo en cuenta esos valores”, confirma nuestra experta. Y, al ponerse el disfraz de superhéroe, ya se sitúa en el bando de los buenos.
Jugar a ser un superhéroe
En la mayoría de casos, el niño relaciona la figura del superhéroe con un personaje de ficción. “Es un juego, y lo sabe. Y por eso el traje es fundamental. Si cuenta con el disfraz, puede quitárselo cuando quiera y volver a ser él mismo”, explica la psicóloga.
Suelen fijarse en los superhéroes que aparecen en las películas y cómics. La capa o la cinta hacen las veces de talismán, y además le confieren esos superpoderes que le permiten viajar entre los dos mundos cuando le plazca. “Siempre y cuando no los confunda”, avisa Christine Brunet.
Hacia los seis o siete años, el niño puede confundir esa imitación con la identificación; en este caso, se proyecta en un mundo más adulto y, además, dotado de sus talentos de superhéroe. Entonces es cuando hay que estar alerta y enseñarle a distinguir la ficción de la realidad.
Si se diera el caso y el niño confundiera la realidad con lo imaginario, lo más aconsejable sería acudir a un pediatra. Quizá su fascinación por los superpoderes se debe a una angustia real, como puede ser por ejemplo, una impotencia hacia los mayores del colegio.
Por otro lado, esta fascinación también podría servir los intereses de un niño rey que pretende alcanzar todo el poder para controlar el mundo que le rodea… ¡Mucho cuidado!